Consejo: No duermas con las musas.
Ayer pensando y pensando, llegó a un punto en el que las musas me visitaron. Me tocaron. Compuse un poema. O al menos yo lo llame así. Expresaba lo que sentía. Tenía un ritmo. Todo lo que podríamos esperar de una expresión artística de dicho porte.
Maldita inspiración nocturna, pues el poema en el olvido cayó, demostrando, una vez más, cuan efímeros los sentimientos pueden ser.
Si siquiera un papel a mano hubiera tenido, no estaría aquí lamentándome.
Pero en la cama me hallaba y las musas conmigo allí yacían.
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