viernes, febrero 02, 2007

Belleza.

Llevaba un tiempo queriendo escribir sobre esto y heme aquí.

Alguien sabio me dijo que la belleza solo esta en los ojos de los que miran. No se si tendría razón o no…solo se que entre esa persona y yo, existe un concepto de belleza un tanto diferente. Quizás por eso tendría razón.

Algunas personas me dirán que no existe belleza en la física ni en la ciencia. Otros quizás opinen que esta se encuentra en los hechos cotidianos o en las obras de arte mas sublimes. Otros dirán que en el amor la hallaremos.

Sin duda, para algunas personas es más difícil de ver que para otras. Otras sin embargo la ven donde nadie antes la vio.

Yo la vi hace tiempo. Y desde entonces no paro de pensar en ella.

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Beauty.

I’ve been thinking about writing about that time long ago, and now here I am.

A wise person once told me that beauty just exists in the eyes of the person who is looking. I don’t know if this person was right or not…I just know that this person has a concept of beauty very different of mine. Maybe she was right all along.

Some people will say that there is no beauty in science or in physics. Others will add that there is beauty in the common things that surround us or maybe in the art masterpieces. Other people will say that you find it in love.

For some people it is easy to find beauty in places that nobody has looked for.

I found it some time ago. Since then, I can’t stop thinking about her.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Habíamos estado hablando sobre la necesidad de
reconocimiento y valoración. Jorge me había explicado la teoría
de Maslow sobre las necesidades crecientes.
Todos necesitamos el respeto y la estima del afuera para poder
construir nuestra autoestima.
Yo me quejaba por entonces de no recibir la aceptación franca
de mis padres, de no ser el compañero elegido de mis amigos,
de no poder lograr el reconocimiento en mi trabajo.
—Hay una vieja historia— dijo el gordo, mientras me pasaba la
pava para que yo cebara— de un joven que concurrió a un sabio
en busca de ayuda. Su problema me hace acordar al tuyo.
—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo
fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago
nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo
mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo
resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y
haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo
podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te
pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió
que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba
en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al
muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y
cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo
que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la
mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de
oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que
puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo
que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos
reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan
amable como para tomarse la molestia de explicarle que una
moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un
anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de
plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones
de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba
en el mercado –más de cien personas— y abatido por su
fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa
moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro
para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo
y ayuda.
Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que
me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de
plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del
verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó
sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero
valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor
que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y
pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca,
no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con
su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya,
no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos
obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es
urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle
lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—. Tú
eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo
puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la
vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo
pequeño de su mano izquierda.

(El verdadero valor del anillo, Jorge Bucay,libro Dejame que te cuente)

Anónimo dijo...

Más que prguntarte qué es la belleza, preguntante qué te parece a ti bello. El resto puede pudrirse (salvo que encuentres bello torturar a la gente >.<).

Y no sé quién será el anónimo, pero el Triángulo de Maslow, más que necesidades crecientes, yo lo calificaría necesidades contructivas, ya que cuando se cumplen las anteriores, se puede aspirar al siguiente nivel.

Y no todas las personas llegan al último nivel, el de la realización personal. Esas personas serían la élite de las sociedades, de lo personal y lo humanitario, y son muy escasos. Los llamados "líderes naturales".

Anónimo dijo...

Carmelo, nos da la oportunidad de pensar en lo que es bello para nosotros. Pero al final, qué es para ti la belleza? Es una manera de vivir, de mirar, o una cosa en particular?
Para mi, es una riqueza interior de saber encontrar, en lo que tengo alrededor, belleza. Por ejemplo aqui en Canada, me encanta la nieve. Es una cosa tan nueva para mi!!! Los quebeques estan hartos de la nieve mientras que es un gusto inmenso para mi...

Que la vida siga siendo llena de belleza para ti Carmelo.

HOLA a Wölf!

Ana

Anónimo dijo...

Yo voy a simplificar el asunto con vuestro permiso... La belleza es tan simple como lo que es capaz de transmitir tus sentidos a tu cerebro y que produce en este sensaciones (¿sentimientos?) agradables. Se que es una descripción fría y técnica para describir algo tan etéreo, pero es la que se me ocurre en este momento :P

Wikichipi dijo...

darlatan, eso dependerá de la persona que observe esa realidad...si fuera algo tan automatico, todo el mundo veria wapo a todo el mundo..